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Descubren que el metabolismo se comporta de manera diferente en distintas etapas de la vida

La capacidad de quemar calorías alcanza su momento álgido en el primer año, aumenta poco hasta los 20, se mantiene estable hasta los 60 y decae en la tercera edad.

Ciencia 15 de agosto de 2021
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El metabolismo no empieza a perder capacidad hasta los 60 años.

El metabolismo, el conjunto de reacciones químicas que tienen lugar en las células del cuerpo para convertir los alimentos en energía, es una víctima propiciatoria habitual para justificar el aumento de peso: el cuerpo pierde potencial de quemar calorías. Un artículo publicado el jueves en Science desmiente esta creencia y revela que esta capacidad aumenta en el primer año de vida, cuando el cuerpo necesita completar la madurez de sus sistemas, disminuye hasta los 20 años, se mantiene estable hasta los 60 y se reduce en la tercera edad.

El estudio, cuyo autor principal es Herman Pontzer, de la Universidad de Duke (EE.UU), ha recabado información de 6.500 personas con edades comprendidas entre los 8 días y los 95 años. Además de identificar los cuatro periodos fundamentales del metabolismo, también acaban con otro mito de género. Según la investigación, “no hay diferencias reales entre las tasas metabólicas de hombres y mujeres si tienen condiciones similares”.

El trabajo revela que “el gasto energético diario total se acelera rápidamente en neonatos y llega a ser el doble del valor medio de los adultos”, sin embargo, después de un año, disminuye hasta alcanzar unos niveles que, entre los 20 y los 60 años, se mantiene estable. “Incluso durante el embarazo”, advierte Pontzer. A partir de esa edad disminuye hasta alcanzar los niveles más bajos en los últimos años de vida. “Estos cambios arrojan luz sobre el desarrollo humano y el envejecimiento y deben ayudar a dar forma a las estrategias de nutrición y salud a lo largo de la vida”, sostiene Pontzer.

Rozalyn Anderson, profesora de medicina en la Universidad de Wisconsin-Madison, acompaña a la investigación y destaca que esta obliga a revisar las ideas existentes. En este sentido sostiene: “El metabolismo no se trata solo de energía, de cómo el cuerpo maneja el combustible nutritivo y lo convierte en moneda energética utilizable. El metabolismo también abarca la síntesis, modificación e intercambio de todos los aspectos de la función celular. Actúa como sensor y regulador. Las exigencias energéticas de la actividad física se superponen a una maquinaria ampliamente integrada”.

Samuel Klein, director del Centro de Nutrición Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington y que no ha participado en el estudio, ha resumido a The New York Times cómo este trabajo desvincula el aumento de peso del metabolismo con un sencillo y comprensible análisis: “Cuando se trata de aumento de peso, el problema es el mismo que siempre ha sido: las personas están comiendo más calorías de las que están quemando”.

Pontzer explica que, en el caso de los bebés, para los que parece más justificado un mayor gasto energético, el estudio revela algo desconocido: “Claro que están creciendo, pero incluso una vez que se controla eso, su gasto energético se dispara más de lo que cabría esperar para su tamaño y composición corporal. Algo ocurre en el interior de las células del bebé para hacerlas más activas y aún no sabemos cuáles son los procesos”.

Según la Universidad de Duke, para la que trabaja el autor principal del estudio, “el metabolismo de los bebés puede explicar en parte por qué los niños que no comen lo suficiente durante ese período de desarrollo tienen menos probabilidades de sobrevivir y convertirse en adultos sanos”.

Ese metabolismo acelerado de los bebés disminuye una media de un 3% cada año hasta llegar a los 20. Ni siquiera la adolescencia altera esta menor progresión.

La investigación detalla que el gasto energético se mantiene estable hasta los 60 años, incluso en condiciones de embarazo, cuando cabría pensar que la gestación demandaría un mayor gasto. Sin embargo, el estudio lo descarta.

El metabolismo no empieza a perder capacidad hasta los 60 años. A partir de ahí pierde cada año un 0,7% de poder, por lo que una persona nonagenaria pasa a precisar un 26% menos de calorías que cuarenta años antes.

Pontzer concluye: “Hay muchos cambios fisiológicos que se producen al crecer y envejecer. Pensemos en la pubertad, menopausia y otras fases de la vida. Lo extraño es que el calendario de nuestras etapas metabólicas de la vida no parece coincidir con esos hitos”.

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