
El objetivo es proteger especies en peligro de extinción.
El calentamiento global está influyendo en este crucial sistema, que hace posible toda la vida en la Tierra.
Medio Ambiente22 de octubre de 2022
Los intensos monzones y las extremas sequías tienen algo en común: el ciclo del agua. El calentamiento global está influyendo en este crucial sistema, que hace posible toda la vida en la Tierra.
En pocas palabras, el ciclo del agua es el proceso por el cual este recurso natural se mueve a través del suelo, los mares y la atmósfera de la Tierra. En sus tres fases naturales -ya sea gaseosa, líquida o sólida- el agua forma parte del ciclo natural que renueva continuamente el suministro que nosotros y cualquier otro ser vivo necesitamos para sobrevivir.
Del suministro total y finito de agua en el mundo, el 97% es agua salda. El 3% restante de agua dulce es el que utilizamos para nuestra supervivencia. Sin embargo, la mayor parte está encerrada dentro del hielo, o en las profundidades de los acuíferos. Por este motivo, solo el 1% del suministro total del mundo está disponible para mantenernos vivos.
El agua que contienen los lagos, ríos, océanos y mares se calienta constantemente por el sol. Al calentarse la superficie, se evapora, escapando a la atmósfera. Una vez en el aire, el vapor comienza a enfriarse y a condensarse formando nubes. Cuando se acumula suficiente vapor, las gotas suspendidas empiezan a fusionarse y a aumentar de tamaño.
Finalmente, se vuelven demasiado pesadas y caen al suelo en forma de lluvia, de nieve o de granizo, según la temperatura del aire. Esta precipitación recarga los ríos, lagos y otras masas de agua, por lo que el ciclo comienza otra vez.
El agua también se filtra por el suelo, donde se acumula en depósitos subterráneos o acuíferos, y continúa moviéndose hacia elevaciones más bajas, a veces durante miles de años, en un proceso llamado “flujo de agua subterránea”.
Investigaciones recientes demuestran que, en algunas partes del mundo, el ciclo hídrico se está acelerando, en respuesta al calentamiento global provocado por el hombre.
Las temperaturas más cálidas están calentando las capas bajas de la atmósfera y aumentando la evaporación. Más agua en el aire significa una mayor probabilidad de precipitaciones, o bien puede intensificar las condiciones de sequía, ya que se escapa a la atmósfera, en lugar de quedarse en el suelo, donde se necesita.
Un estudio reciente realizado por el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona comprobó cómo el cambio climático está acelerando el ciclo, mediante el análisis de la salinidad de la superficie del océano, que aumenta a medida que se intensifica la evaporación del agua.
“Esta mayor cantidad de agua que circula por la atmósfera podría explicar el aumento de las precipitaciones que se está detectando en algunas zonas polares, y el hecho de que llueva, en lugar de nevar, está acelerando el deshielo”, señala Estrella Olmedo, autora principal del estudio, en un comunicado de prensa.
¿Qué se puede hacer al respecto? Está claro que no será fácil reducir drásticamente las emisiones de los combustibles fósiles y que cualquier mejora no será rápida. Pero sí es posible hacer algunos arreglos más inmediatos para estabilizar el ciclo del agua.
Entre ellos, el replanteamiento de la agricultura con nuevas técnicas y devolver a los ríos y a las vías fluviales a un estado más natural. En el caso de las ciudades, una medida es hacer más permeables los suelos urbanos. En ese sentido, las “ciudades esponja” utilizan superficies porosas para permitir que el agua se filtre por las calles, plazas, y otros espacios.
¿Qué está en juego?
Las regiones de la cuenca del Hindukush y de la cordillera del Himalaya, en Asia Central, podrían tener que empezar a recurrir a soluciones como estas en los próximos años. Para obtener agua dulce, miles de millones de personas dependen de la acumulación estacional de nieve y hielo almacenados en montañas y glaciares.
Pero se espera que un tercio de las principales áreas congeladas de la región desaparezca a finales de este siglo, según un estudio de 2019 del Centro Internacional para el Desarrollo Integrado de las Montañas de Nepal. Y eso, si se consigue mantener el calentamiento global en 1,5 Grados Celsius.
Fuente: Noticias ambientales.

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