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Por qué planchar ya no va más

El nuevo hábito comenzó con la pandemia y la cuarentena y el regreso a la vida social se dio con ropa más relajada.

Moda & Tendencias 05 de noviembre de 2022
planchar
La postpandemia desplegó una serie de hábitos de consumo distintivos, algunos en auge desde la pandemia. 

Lo dicen quienes tejen esta industria. La cuarentena impuesta por el coronavirus produjo, también, una crisis de "autorepresentación". En términos de moda. “Ya me olvidé de cómo lookearme”. “¿Qué se usaba para ir a la oficina?”. "No me vuelvo a poner un jean ¡Viva el pantalón tipo pijama!".

En la era pospandemia, esas preguntas ya son de outlet, pero todo repercutió en nuestro closet actual. Y se mantendrá en las próximas temporadas.

En la gama de la moda circular -reducir, reciclar y reusar para lograr el menor impacto en el medio ambiente-, sustentable y cómoda, desde que el mundo dejó las pantuflas y volvió a salir hacia el trabajo manda el look descontracturado (que nada tiene que ver con descuidado), oversize (holgadísimo, también parte de la moda sin formas y sin género). En el medio, algo más vanguardista. Quedó vintage la actividad más odiada post lavado: planchar.

Esto no quiere decir que la gente llegue a las oficinas como si hubiese dormido en el cesto del lavadero. Quiere decir que (en la medida que se pueda) eligen ropa, digamos, más tender friendly. Que, con colgarla, bien derechita, ya esté lista para usar.

Además, en el aislamiento nos profesionalizamos en doblado de ropa, para sacarla de un placard sin arrugar toda la pila. De nuevo, la industria se hizo eco de esta ola centrifugada, que salió de las casas mismas.

El dress code en las empresas cambió y ya muy pocas exigen camisa, corbata o pantalón de vestir.

La venta de planchas se derrumbó en 2020 pero después retomó niveles de venta en otras más específicas, con más valor agregado, con más funciones y facilidades de uso. Y en lo que van del año esas planchas ya están 50% arriba en ventas.

Dentro del sector de lavado, la tendencia radica en la eficiencia energética: el "hot" es el planchado fácil.

Y si hablamos de consumo energético, en medio de la quita de subsidios, una plancha, si se usa 3 horas por semana, equivale a un consumo de 9 kWh/ mes. El lavarropas automático, 2 horas diarias, 4 veces por semana: 5,6 kWh/mes.

La postpandemia desplegó una serie de hábitos de consumo distintivos, algunos en auge desde la pandemia. 

Se acrecentó desde el discurso del diseño y de los consumidores una conciencia ambiental, un consumo más controlado, crítico sobre el fast fashion. Y una búsqueda de prendas más sustentables, de tejido de punto de materiales orgánicos, con una trazabilidad de mayor transparencia. Son algunos de los rasgos cada vez más ponderados. Por otro, la indumentaria descontracturada, asociada a la comodidad, también sigue en auge en la pospandemia.

Los jóvenes están en un nuevo auge de un consumo vintage, neo glam, y neo punk, ligado a la elección de prendas retro 80' y 90'. Un ejemplo de este estilo son los corsets como prendas exteriores, combinados con jeans customizados con roturas diseñadas y lavados.

Con información de Clarín.

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