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Dura advertencia de la NASA sobre el Sol

Un estudio reciente revela que el Sol incrementa su actividad tras alcanzar mínimos históricos en 2008, un cambio inesperado que sorprende a los científicos.

CienciaAyer
Tormenta solar
Dura advertencia de la NASA sobre el Sol.

El Sol muestra un aumento sostenido de su actividad tras décadas de calma, un fenómeno que despierta la atención de los astrónomos y científicos del clima espacial.
 
“Todo apuntaba a que el Sol entraría en una fase prolongada de baja actividad. Fue una sorpresa ver que la tendencia se invertía. El Sol está despertando lentamente”, explicó Jasinski.

El contexto histórico ayuda a comprender la magnitud de este cambio. Desde la década de 1980 hasta 2008, la actividad solar disminuyó de manera constante, alcanzando niveles comparables a los grandes mínimos históricos: el Maunder (1645-1715) y el Dalton (1790-1830). Durante estos periodos, la cantidad de manchas solares. regiones oscuras y frías asociadas a mayor actividad magnética, se redujo drásticamente.

En ese sentido, Jasinski reconoció la dificultad de anticipar estos ciclos: “No sabemos realmente por qué el Sol experimentó un mínimo de 40 años a partir de 1790. Las tendencias a largo plazo son mucho menos predecibles y aún no las comprendemos del todo”.

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Cómo impacta el aumento de la actividad solar en la Tierra

El aumento reciente de la actividad solar tiene implicaciones directas para la Tierra y el espacio cercano. El viento solar, corriente de partículas cargadas que emana del Sol, influye en la heliosfera y en las magnetosferas planetarias, que actúan como escudos protectores frente a la radiación solar. Un incremento en la presión dinámica y en la intensidad del campo magnético puede comprimir estas burbujas protectoras, incrementando la exposición de planetas y satélites a la radiación.

Fenómenos como tormentas solares, erupciones y eyecciones de masa coronal pueden afectar satélites, sistemas GPS, comunicaciones por radio y redes eléctricas, además de poner en riesgo la seguridad de astronautas en misiones tripuladas, como la campaña Artemis y futuras expediciones a la Luna o Marte.

Para monitorear estos fenómenos, la NASA y la NOAA cuentan con misiones especializadas, entre ellas ACE (Explorador de Composición Avanzada), Wind, el Observatorio Geocorona de Carruthers y la misión IMAP (Interstellar Mapping and Acceleration Probe). Próximamente, la misión SWFO-L1, ubicada en el punto de Lagrange L1, aportará datos que permitirán mejorar la predicción del clima espacial.

A pesar del repunte, los valores actuales aún no alcanzan los niveles observados a fines del siglo XX. Por ejemplo, la presión dinámica promedio del viento solar ronda los 1,9 nPa, por debajo de los 2,4 nPa de la década de 1990. Sin embargo, el aumento sostenido desde 2008 indica que el Sol recupera parte de su vigor tras un periodo de declive de unos 20 años.

Fuente: A24.

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