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Por qué algunas personas dejan de bañarse

Un hábito tan cotidiano como el aseo puede transformarse en una señal de alerta emocional cuando se abandona por completo.

SaludHace 3 horas
ducha
Qué observan los especialistas y cómo acompañar sin juzgar.

Elegir no bañarse puede sonar a simple pereza o a un día agotador, pero en psicología este comportamiento adquiere otro significado cuando se convierte en rutina. Lo que para muchos es apenas un descuido, para los expertos refleja procesos internos que merecen atención, ya sea por malestar emocional, agotamiento o conflictos personales más profundos. 

Cuando la higiene deja de ser prioridad

Los profesionales en salud mental advierten que el abandono prolongado del autocuidado no surge de un día para otro. Suele aparecer como síntoma de cambios en el estado de ánimo, dificultades emocionales o trastornos que afectan la energía y la motivación diaria. 

Depresión: la causa más frecuente detrás del desinterés

La depresión impacta directamente en la rutina. La apatía, la falta de impulso y la pérdida de interés en actividades cotidianas hacen que incluso lo más básico se vuelva cuesta arriba. En esos casos, bañarse deja de ser una obligación para convertirse en una tarea que requiere una energía que la persona simplemente no tiene. 

Ansiedad y trastornos vinculados al acto de bañarse

La ansiedad intensa o ciertos cuadros obsesivo-compulsivos pueden generar una relación incómoda con el baño. Para algunas personas, la ducha puede resultar un momento de excesiva tensión o un disparador de pensamientos invasivos, lo que deriva en evitarla por completo. 

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Cuando se transforma en una forma de rebeldía

No siempre se trata de un problema emocional. En determinados casos, dejar de bañarse funciona como una respuesta contra normas sociales o mandatos externos. Es una manera de marcar distancia, desafiar expectativas o buscar autenticidad más allá de la imagen personal. 

Mirar el contexto antes que el juicio

El descuido sostenido es una señal que merece ser tenida en cuenta, pero siempre desde la comprensión. Acompañar con empatía y sugerir apoyo profesional cuando la situación lo requiere puede ayudar a revelar qué está atravesando realmente esa persona. El baño es mucho más que un hábito: es un termómetro emocional. Cuando desaparece de la rutina, suele haber un motivo que merece ser escuchado. Observar, acompañar y entender son las claves para detectar cuándo la falta de higiene es un signo de algo más profundo que necesita atención.

Fuente: BAE Negocios.

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