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Cómo se ha transformado Ómicron, la variante más longeva del coronavirus

En pocas semanas esta variante suplantó a la anterior, Delta, y se volvió predominante en todo el mundo.

Ciencia04 de diciembre de 2022
omicron

Hace ya un año que, el 26 de noviembre de 2021 , la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció públicamente el descubrimiento de una nueva variante del coronavirus que llevaría el nombre de Ómicron. Desde entonces, en apenas unas semanas, Ómicron suplantó a su predecesora, Delta, y se convirtió en la variante predominante a nivel mundial.

Hasta entonces, las principales variantes se habían sucedido una tras otra: las más extendidas fueron Alfa y Delta. Pero con Ómicron todo ha cambiado: es la primera variante en cumplir un año y hoy en día todavía representa el 99,9% de los casos de Covid en el mundo, según la OMS. Por ahora, no ha sido reemplazada por otra variante representada con abreviaturas del alfabeto griego, sino que ha explotado en decenas desubvariantes, cada una de los cuales tiene su propia nomenclatura alfanumérica, como XBB, BQ.1.1 y CH.1.

¿Qué hace diferente a Omicron? Muta mucho más rápido en comparación con las variantes de hace más de un año: durante los primeros meses de su existencia, las nuevas subvariantes se remplazaban unas a otras. Así, la primera variante, BA.1, fue reemplazada por BA.2 y luego por BA4 y BA.5. Ahora se trata más bien de un "enjambre" de cepas derivadas que poco a poco van ofreciendo mayor resistencia a nuestro sistema inmunitario y están eludiendo algunos anticuerpos producidos por infecciones previas por el propio Ómicron.

Miles de oportunidades de mutar

La tasa de mutación "interna" de Ómicron es su verdadera ventaja evolutiva. La prevalencia de Ómicron en el mundo ha ayudado en este sentido: gracias al elevado número de contagios, el virus ha tenido miles de millones de oportunidades de mutar. Ben Murrel, biólogo computacional del Karolinska Institutet de Estocolmo, y sus compañeros están rastreando más de 180 subvariantes de Ómicron que han mutado de forma independiente.

Las subvariantes escapan a los mismos anticuerpos gracias a mutaciones en su proteína de espiga, mutaciones que estas variantes han desarrollado una independientemente de las otras.

Esto se llama "convergencia", un proceso evolutivo que conduce a resultados similares. Es similar a lo que Charles Darwin identificó hace unos 160 años cuando examinó cómo las aves y los murciélagos habían desarrollado por separado alas que funcionan de forma muy similar. Quizá sea la continua competencia que hay entre la multitud de subvariantes que han ido surgiendo lo que impide que una de ellas se imponga, al menos por ahora.

En la actualidad la variante BA.5 de Ómicron y sus subvariantes siguen siendo dominantes a nivel mundial, con un 73% de los casos detectados; mientras BQ.1 y sus 30 descendientes están en el 27,3%; BA.2.75 (Centaurus) ha subido al 6,6%, y XBB (un híbrido de dos subvariantes diferentes de BA.2) ha aumentado hasta el 3,8% de casos detectados a nivel mundial.

La única barrera: las vacunas actualizadas

No sabemos cuál será la dinámica futura del SARS-CoV-2 (parece imposible, pero aún sabemos poco al respecto), pero sí podemos predecir que el tipo de evolución que ha tenido Ómicron pone en peligro principalmente la resistencia de los anticuerpos monoclonales, menos la de las vacunas, también porque se han actualizado sobre Ómicron.

Los estudios realizados en personas que recibieron el refuerzo bivalente revelan que sus anticuerpos neutralizan mejor la BQ.1.1 y otras nuevas subvariantes, a diferencia de los anticuerpos producidos por la vacuna Covid original. Mejor, pero de forma parcial, es decir: muestran buenas defensas contra la enfermedad grave y la muerte, pero peores contra la posibilidad de contraer Covid.

Otra buena noticia en la evolución del Covid es que incluso las nuevas subvariantes no parecen ser más letales que las primeras formas de Ómicron.

Fuente: El Mundo.

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