¿Qué es aquello que debemos deconstruir?

Para comprender a qué hace referencia el término cuando se habla de
“deconstrucción de género “, es necesario primero entender qué es el género.
A pesar de encontrarnos en el siglo XXI, gran parte de la población defiende que el género está determinado por nuestra biología. La definición correcta de género es: “construcción social (papeles,roles,comportamientos, caracteres, vestimenta y otros usos y costumbres) que pueden corresponder a una asignación sexual normativa (varón o mujer)”. (Asociación de travestis, transexuales y transgeneros de Argentina y Federación Argentina LGBT+).
¿Qué quiere decir que es una construcción social? Que, a diferencia de nuestro sexo, determinado por nuestras características biológicas, el concepto de género está basado en reglas de comportamiento o en una normatividad “construida” por la sociedad.
Asignar determinados valores, gustos, actitudes y aptitudes, en función de su sexo, sólo genera estereotipos, imposiciones y desigualdad.
Las niñas pueden jugar al fútbol así como los niños pueden llorar. ¿Y por qué seguimos viviendo en una sociedad que construye estructuras y rutinas en torno a la idea que las personas se clasifican en dos sexos y sus características son universales?
Ropa de niño y de niña, baños de mujeres y de hombres, deporte segregado por sexo, nombres restringidos por la mitad, casillas en las que identificarse como H o M, trabajos para unas y para otros…
La asociación de colores con determinados géneros es una convención social que posee entre 60 y 70 años de vigencia y no tiene ninguna condición natural, según demuestran investigaciones en la materia o estudios que analizan las elecciones o preferencias de las infancias. La historia del diseño demuestra que se trata de una noción que incluso ha sufrido modificaciones a lo largo de los años y que, por ejemplo, arroja que el rosa no siempre fue considerado para “nenas” o el celeste “para nenes”, como sí lo ha sido en las últimas décadas, aunque con una marcada pérdida de adhesión en los últimos años.
La relación color-géneros no responde a “una condición natural ni estática”, sino “una convención de los grupos sociales, dinámica e inestable que depende de la cultura ydel momento histórico".
Hoy en día, las prácticas del diseño están atravesadas tanto por las necesidades de la industria y las tendencias estéticas y de gusto del mundo de la moda, como por los movimientos sociales, las transformaciones en las relaciones entre los géneros, las formas de educación sobre los roles y estereotipos.
Cotidianamente a la vista están los sustanciales avances, como el aumento de la participación en el mercado laboral y la elección de mujeres presidentes aunque, persisten importantes desigualdades. Por ejemplo, la participación laboral de las mujeres es significativamente menor, sus empleos de peor calidad y peor remunerados, trabajan más horas que los hombres en el cuidado de los hijos, otras personas dependientes y en las tareas domésticas.
¿Qué acciones podemos hacer para avanzar en el proceso de disminución de la brecha de género?
Todas las personas, en particular, padres, madres que crían niños y niñas, podemos tomar acciones concretas para que los adultos de mañana crezcan libres de estereotipos, puedan desarrollar su potencial y no se vean limitados por su género. Entre todos podemos hacer la diferencia: dando el ejemplo como padres y madres, compartiendo las responsabilidades de cuidado y las tareas domésticas, incentivando juegos, juguetes y libros no sexistas que no segreguen y categoricen espacios, temas, actividades y roles para niños y niñas.
Construir sociedades igualitarias donde las niñas no crezcan en desventaja y tengan las mismas oportunidades que los niños, empieza por casa. Comprometámonos hoy para apoyar a las niñas, que pronto serán mujeres, a ampliar sus aspiraciones, a que desarrollen las aptitudes y habilidades para perseguirlas y a alcanzar sus ambiciones.