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Si hablás con tu mascota, sos una persona inteligente

Según la ciencia, las personas que hablan con sus animales de compañía, plantas de interior e incluso su auto, tienen un nivel de inteligencia superior.

Vanguardista 24 de febrero de 2021 Carlos Maciel Carlos Maciel
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Hablar con nuestros animales, plantas e incluso nuestro auto, se llama antropomorfismo.

Si tenés mascotas o alguna vez tuviste una, seguramente tenías las costumbre de hablarle en algún momento u otro aunque sabías que era probable que no entendiera nada de lo que le decías. Creamos un vínculo humano en nuestras mentes con ellos. Estamos diseñados para esa conexión, y nos sentimos más conectados a las cosas y animales cuando reconocemos que son como nosotros.

Hablar con nuestros animales, plantas e incluso nuestro auto, se llama antropomorfismo. Por lo general, nos parece tierno cuando los niños lo hacen, pero cuando lo hacen los adultos, tendemos a verlo de manera extraña e inmadura. Pero según Nicholas Epley, profesor de ciencias del comportamiento en la Universidad de Chicago y experto en antropomorfismo, hablar con animales y objetos es en realidad un signo de cognición social inteligente.

Nosotros somos criaturas muy sociales, por lo que nuestros cerebros están conectados para ver caras y percibir mentes en todas partes. Nicholas explica que antropomorfizamos las cosas que amamos en contraposición a las cosas que odiamos. Cuanto más nos gusta algo, más probabilidades tenemos de querer involucrarnos con su mente, incluso si en realidad no tiene una mente.

Históricamente, el antropomorfismo se ha tratado como un signo de infantilidad o estupidez, pero en realidad es un subproducto natural de la tendencia que hace que los humanos sean especialmente inteligentes en este planeta. Ninguna otra especie tiene esta tendencia.

Durante siglos, nuestra disposición a reconocer las mentes en los no humanos ha sido vista como una especie de estupidez, una tendencia infantil hacia el antropomorfismo y la superstición que los adultos educados y de pensamiento claro han superado. El experto cree que esta opinión es errónea y desafortunada. Reconocer la mente de otro ser humano implica los mismos procesos psicológicos que reconocer una mente en otros animales, un dios o incluso un artilugio. Es un reflejo de la mayor capacidad del cerebro en lugar de un signo de la estupidez propia.

Nicholas indicó que la asociación entre las tendencias antropomorfas y la inteligencia social es probablemente fuerte. Cuanto más a menudo nos relacionamos con otras mentes humanas, y mientras más profundamente leemos las intenciones de los humanos, más socialmente inteligentes nos volvemos.

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