La interna de Juntos por el Cambio: ¿Un enfrentamiento personal o una disputa política?

La coalición Juntos por el Cambio se encuentra en un momento bisagra, y con la mirada puesta en las Elecciones Presidenciales de este año, los distintos sectores que conforman la alianza se preparan para disputar la representación de la Nación. Sin embargo, como venimos vislumbrando, el proceso se da en medio de una tensa disputa interna que amenaza con debilitar la unidad del espacio.

Existen fuertes diferencias ideológicas entre los distintos referentes del espacio, que terminaron por quedar evidenciadas tras la inesperada estrategia implementada por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y Pre-candidato Presidencial Horacio Rodríguez Larreta, que decidió (según sus colegas del PRO, de manera "inconsulta y sin comunicarlo) desdoblar las elecciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

"...Tomé la decisión de que los porteños votemos el mismo día que se vota en las Elecciones Nacionales (…). Lo vamos a hacer con Boleta Única Electrónica, que es un sistema más ágil, más sencillo, más transparente y es una bandera del PRO que inició Mauricio (Macri) en la Ciudad en 2015”, fueron las palabras del propio Larreta, que con ésta decisión abre la posibilidad de que el Senador Nacional Radical, y Precandidato a Alcalde Porteño Martín Lousteau, sea el sucesor del distrito. ¿Por qué ésta decisión patea el Tablero Electoral?.

Sencillamente, los resultados de el uso de sistemas de votación diferentes (y para diferentes categorías), en una misma fecha han demostrado a lo largo de la historia que los electores tiendan a dividir el voto, lo cual fue desde luego cuestionado por todo el resto de la Coalición, percibido como una especie de jugada "trampa, cambiando las reglas de juego a tan sólo cuatro meses de las PASO". Con esta decisión, nos es casi inevitable pensar ¿Fue la jugada de Larreta una demostración de fuerza?.

Desde aquella división bautizada en los medios como "los Halcones y las Palomas", sabemos que en JxC encontrábamos a aquellos que defienden una postura más moderada, que busca tender puentes con otros sectores políticos y sobre todo dialogar con el Gobierno Nacional (una de las críticas más abundantes hacia Larreta), y por el otro, aquellos que apuestan por una estrategia mucho más confrontativa, y que busca marcar una clara distancia con el oficialismo, espacio que aún encarna Patricia Bullrich. Pero por sobre todas las cosas, el ala dura del PRO se ve alimentada por la latente posibilidad de sumar a Javier Milei y Jose Luis Espert a la coalición después de las PASO (cosa que antes de las mismas parece poco probable).

La jugada es, sin dudas, una movida arriesgada para Larreta, pero que podría tener sus beneficios en términos electorales, sobre todo desde el punto de vista Político porque, por un lado, el Comité Nacional de la UCR respaldó la decisión de forma unánime, con lo cual se entiende que el Jefe de Gobierno contaría con toda la estructura partidaria del Radicalismo a nivel país, de la cual el resto del PRO carece.

Por otro lado, lo despega de la imagen de un Mauricio Macri que insiste en que su primo, Jorge Macri, debería ser el sucesor natural de la Alcaldía de la Ciudad. Sin embargo tampoco se puede descartar que el mismo Mauricio Macri se vuelva a postular a la Jefatura de Gobierno, terreno el cual conoce a la perfección, para retener el reinado del PRO en ese importante distrito. Es difícil saber cuan posible es éste escenario, más allá de los esfuerzos de Larreta por dejar en claro que "la unidad del PRO y de Juntos por el Cambio está más garantizada que nunca".

De toda esta información, hay algo que nos queda muy en claro: Larreta es hoy "el dueño de la Pelota", sencillamente porque es el único Precandidato de Juntos que tiene hoy un distrito a su disposición... ¡y vaya qué distrito!. Ahora bien, cabe preguntarse ¿En qué situación deja todo esto al oficialismo?. Un oficialismo que tiene sus propios frentes internos y externos, en términos electorales y de posibilidades de gobernanza.

"Bronca y Rabia". Como veníamos comentando, el ala dura del PRO, hormonada por la presencia de los nuevos "Libertarios", capitalizan su voto apelando directamente a la emotividad del votante, como válvula de escape ante un contexto económico y social muy complicado. Con un nivel de inflación que superó el 100%, la escalada de precios desmedida en rubros de consumo básicos como Alimentos y Bebidas, e Indumentaria (sin mencionar los insumos para las industrias), el aumento y restricciones al acceso al Dólar Ahorro, y unas paritarias que en muy pocos casos superan estos porcentajes, el Peronismo en todas sus formas dentro del Frente de Todos tiene poco para ofrecer a un votante cansado, enojado, agustiado.

Sin mencionar tampoco el irreal calendario de pagos del FMI, y un Sergio Massa que si bien se alejó de su candidatura, no la descartó por completo, al oficialismo no le queda más que jugar con los índices de empleo (tal vez uno de sus mejores logros, aunque sin un aumento de los ingresos en los bolsillos de los trabajadores, el cual es la constante discusión del Kirchnerismo con el Albertismo), y una campaña moderada que pase por otro lado, como la justicia o la inseguridad, aunque no sean los temas que más atañen al votante promedio.

En ese contexto, todo el juego de la interna de Juntos por el Cambio saca del eje al Gobierno Nacional, para poner a este espacio en las primeras planas, ya que su dirigencia está disputando poder. Poder que se juega en un escenario electoral de campaña no programático, si no mas bien pragmático, de lo cual el arco de la centro derecha (y sin ninguna duda los "Libertarios") son especialistas. Discursos que rozan la violencia o la intolerancia y soluciones de shock en corto plazo, desde luego que prenden la chispa de ese electorado al cual quieren llegar (sumado a  la toda la parafernalia de las nuevas TIC's, que adquirieron un peso fenomenal, de candidatos devenidos en influencers). 

En definitiva, más allá de que será un escenario extraño para el Frente del cual el Kirchnerismo es parte (y el cual dominó el panorama político de la Argentina durante más de 15 años), y de que es altamente probable que por primera vez haya unas PASO de varios precandidatos presidenciales, y no un candidato único como sucedió hasta ahora con Nestor y Cristina Kirchner, al oficialismo por supuesto que le conviene que la oposición sufra en parte "su propia grieta". Al discurso de la "necesidad de dinamitar todo" como dice Milei (o "Semi dinamitar todo", como modera Macri) se le contrapone la propuesta real de sostener el crecimiento logrado hasta ahora, en un contexto mundial no favorable para la economía, pero con la imperiosa necesidad de que ese crecimiento tenga su capítulo de la tan reclamada redistribución de la riqueza, que reza el ala más programática del FDT.