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¿No sabés cómo llorar? La ciencia te enseña

No es que en esta nota vas a tener la receta, pero, hay ciertas indicaciones que la ciencia nos acerca.

Vanguardista13 de septiembre de 2023 Carlos Maciel
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“Quiero llorar, pero no sé cómo hacerlo”.

Este mito (o realidad) sigue más vigente que nunca a tenor de la encuesta que publicaba el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en marzo de 2021: tan solo un 16,9 % de hombres reconoció haber llorado debido a la pandemia, frente a un 52,8 % de mujeres. Por edad, la población más joven, de 18 a 24 años, era la que más admitía haberlo hecho (el 42,8 %). Los directores científicos del sondeo, Bonifacio Sandín y José Luis Pedreira, cuentan que no les sorprendió este bajo porcentaje en los hombres. “En general, todas las sociedades ‘castigan’ más al hombre que a la mujer por la conducta de llorar. Si un hombre llora, se tiende a identificar esta conducta como femenina y socialmente se le considera más lábil emocionalmente ya que esto es, en general, más propio en la mujer”, explica Sandín, catedrático especializado en personalidad, evaluación y tratamientos psicológicos de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

Cuando se publicaron los resultados de la encuesta -realizada entre el 19 y el 25 de febrero de 2021 a más de 3.000 personas-, en las redes sociales se sucedieron las reacciones: usuarios diciendo que sí habían llorado y otros señalando que no lo habían hecho. También se publicaron mensajes refiriéndose a que hay personas que quieren llorar, pero no pueden, al estar bloqueadas ante una determinada situación. “Es cierto que algunas personas tienen más dificultades en exteriorizar sus emociones y sus relaciones emocionales. Esas personas, en ocasiones, también tienen dificultades para el llanto”, afirma Pedreira, psiquiatra, psicoterapeuta y profesor de Psicopatología de la UNED.

La edad, el sexo y la sociedad influyen

Desde recién nacidos, el llanto se convierte en una expresión emocional con la que los bebés comunican lo que les pasa: si tienen hambre, sueño, dolor, se han hecho caca o sienten emociones como el miedo. Es un claro mecanismo de supervivencia. Diferentes estudios han mostrado que tiene relación con las hormonas y que tiende a disminuir según aumentan los niveles de testosterona, la principal hormona masculina. Aurora Gómez, psicóloga en Corio Psicología, cita una investigación clásica del bioquímico William Frey que suele usarse como referencia. “En 1980 encontró que antes de los 12 años hombres y mujeres parecen mostrar la misma frecuencia de llanto, pero cuando alcanzan los 18, las mujeres lloran hasta cuatro veces más que los hombres”, resalta. No obstante, todos los psicólogos consultados coinciden en que el llanto no está influido solo por las hormonas. “La emocionalidad depende de factores genéticos, cerebrales, hormonales y ambientales (estrés o patrones de crianza) y se desarrolla tempranamente”, resume Sandín. Además, el llanto también está relacionado con la cultura, las normas sociales o la personalidad de cada uno.

El llanto se puede reaprender

En Japón existen terapias y clubes de llanto destinados a reducir el estigma de esta expresión emocional. Pero si una persona no cree que llorar sea útil, estas terapias pueden ser contraproducentes. En el caso de los hombres, según Sharman -cuya tesis se centró en las funciones del llanto-, puede ser que algunos no sepan cómo llorar porque, posiblemente, les enseñaron que estaba mal hacerlo. Sin embargo, la experta incide en que no es algo que pueda forzarse: una persona tiene que querer o necesitar llorar. En Japón, por ejemplo, hay terapias de llanto e incluso clubes de llanto destinados a reducir la vergüenza y el estigma hacia esta expresión emocional, pero si una persona no cree que llorar sea útil, estas terapias pueden provocar que el paciente se sienta peor e incluso sentir más vergüenza y bochorno, en opinión de Sharman.

En las consultas, los profesionales de la psicología trabajan constantemente con las emociones y las lágrimas forman parte de la rutina diaria. “La terapia es un espacio seguro donde poder explorar temas duros y sentimientos incómodos, con lo que el llanto es una parte normal e incluso lo solemos valorar como un elemento sano y positivo”, destaca Gómez. En consulta psicológica se trabaja constantemente con las emociones y las lágrimas forman parte de la rutina diaria. Algunos profesionales reconocen que lloran junto al paciente: “También somos humanos”. De hecho, para aquellas personas que necesiten aprender a llorar, la psicóloga recomienda acudir a terapia, ya que es un buen contexto para hacerlo. Ella misma reconoce que lloran junto al paciente en determinadas situaciones. “También somos humanos y es normal hacerlo con el sufrimiento ajeno”, sostiene.

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