Las catastróficas profecías de Nostradamus que se cumplirían antes de fin de año
Predicciones17 de noviembre de 2024El célebre astrólogo francés dejó escritos que aún hoy generan debate sobre su impacto.
Las expectativas e incertidumbres se acrecientan al término de cada año, favoreciendo que prestemos especial atención a lo que profetas diversos han podido vislumbrar para el año entrante.
Predicciones21 de enero de 2024Desde principios de otoño de 2023 comenzaron a florecer, en los siempre fértiles campos de internet, los primeros frutos proféticos para este 2024. Siguiendo la pauta de los últimos años, las crípticas profecías de Nostradamus, que siguen tan incomprensibles hoy como cuando fueron redactadas en los albores de la Edad Moderna, se perpetúan como el perfecto comodín profético. De esta manera, cada año entrante se incorporan a los listados de pronósticos algunas de sus ambiguas predicciones, o bien se difunden cuartetas literalmente inventadas, textos que en ambos casos vienen acompañados de interpretaciones generalmente catastróficas. Sobra decir que sin excepción se convierten en exitosos fake news virales que muy pocos se molestan en verificar.
Para este 2024, a Nostradamus, que solo dio una fecha concreta en sus profecías, la que aludía al séptimo mes del año 1999, se le atribuye el pronóstico de una Guerra Mundial entre EE UU y China, un conflicto bélico entre Rusia y Japón, la muerte del papa Francisco y todo tipo de desastres naturales a escala planetaria. Lo mismo sucede con la clarividente búlgara Baba Vanga, que ha venido a ocupar de unos años a este tiempo el lugar que tradicionalmente correspondía a San Malaquías y sus agotadas profecías sobre los papas. Poco importa que la buena de Vanga, que murió en 1996, no emitiera pronóstico alguno como afirma su familia y quienes la conocieron, ya que cada año aparecen nuevas predicciones de origen incierto que se le atribuyen a ella buscando, con toda seguridad, causar un mayor impacto.
Las más afamadas de este nuevo año son un atentando interno contra el todopoderoso líder ruso Vladímir Putin; un inespecífico aumento de ataques terroristas en territorio europeo; ataques con armas biológicas por parte de un gran país; una colosal crisis económica provocada por los problemas de deuda y corrupción; diversidad de desastres naturales nunca vistos en nuestro tiempo, como un devastador tsunami en Asia y un terremoto de gran potencia en EE UU; un aluvión de ataques informáticos masivos contra infraestructuras clave de los grandes países; y el hallazgo de una cura contra el VIH, el Alzheimer y el cáncer. Como el lector podrá comprobar, estamos ante una mezcla de ambigüedad, algún que otro escenario previsible y unos pocos augurios catastróficos más específicos.
Como curiosidad cabe apuntar que a Vanga se le comenzaron a atribuir vaticinios a partir de 2008. Uno de los listados apócrifos más precoces fue publicado en Italia en diciembre de 2010 por la asociación Codru, fechando en 5079 el final del mundo. Paradójicamente, para el año 4599 la vida eterna ya será posible, y unos años antes, en 4509, conoceremos a Dios y nos comunicaremos con él. El listado predictivo sitúa en 4304 la erradicación de las enfermedades y en 2291 el enfriamiento del Sol. Más allá de lo anecdótico, nos puede resultar orientativo sobre la fiabilidad que hemos de asignarle a este tipo de virales, llevar a cabo una sencilla comprobación para conocer si las predicciones atribuidas a Vanga se han cumplido. Veamos:
Juzguen ustedes mismos…
Fotograma de la película La carretera (The Road), 2009, de John Hillcoat; un posible escenario de invierno.
Ante la ausencia de profecías y predicciones para 2024 cuya autoría y antigüedad estén documentalmente acreditadas, podemos optar por la opción de chequear los acontecimientos proféticos sobre los que desde hace muchos años se viene especulando, episodios que año tras año no parecen terminar de cristalizar. Quizá a través de ellos, contextualizados en la realidad actual y en nuestro marco geopolítico mundial, podamos explorar el año 2024. No en vano, el nuevo mundo surgido tras el Covid-19, la invasión y guerra de Rusia en Ucrania, el sangriento brote bélico que estamos viviendo en el inestable escenario de Israel y Palestina, o las extremas oscilaciones climáticas de las que estamos siendo testigos, podrían ser señales de algunas de ellas.
En ese listado de profecías por cumplir destacan al menos cinco: la segunda venida de Jesús; la Tercera Guerra Mundial; la manifestación oficial de la existencia de extraterrestres visitándonos; la devastadora caída de un meteorito; o ciertas catástrofes terrestres, como el veterano megaterremoto de la falla estadounidense de San Andrés, el destructivo The Big One con una magnitud superior a 8, o la explosiva erupción del supervolcán del Parque Nacional de Yellowstone que, según algunas estimaciones, mataría a decenas de miles de personas de inmediato por sus cenizas, multiplicando su saldo mortal con el paso del tiempo mucho más allá de EE UU como consecuencia del invierno nuclear que sus gases podrían desencadenar.
A pesar de lo impredecibles que son las erupciones volcánicas y los terremotos, los expertos apuntan a que hay un margen de 100.000 años, conforme a la media de su actividad en el pasado, para que Yellowstone salté por los aires. En cuanto a The Big One, un informe del Servicio Geológico estadounidense (USGS, por sus siglas en inglés) plantea que puede ocurrir en los próximos siete años, es decir, antes del 2030, con opciones de que esté vinculado con otra de las seis principales fallas que acompañan a la de San Andrés, la falla de Hayward. La ausencia de grandes terremotos en la zona en los últimos 100 años –el último fue el de San Francisco en 1906–, llevó en 2019 a los expertos a calificar la situación de excepcional y a plantear que se está acumulando mucha energía en la zona, de manera que su liberación puede ser inminente y catastrófica. La estimación del USGS para la falla de San Andrés es de un 70% hasta 2030, y para la de Hayward del 31,7% hasta el 2044.
Dejando a un lado que la visita declarada de extraterrestres, de producirse, se topará con enormes dificultades para hacerse valer en un mundo tan descreído como el actual, puesto que vivimos en una época en la que la tecnología es capaz de hacernos dudar de la realidad y, al mismo tiempo, de convencernos de cualquier cosa inexistente, la lista de grandes profecías se acorta. Más allá de agoreros, la ciencia nos dice que el impacto de un gran asteroide es factible en cualquier momento, ya que de acuerdo con las escalas cósmicas estamos, tras el devastador asteroide que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años, en tiempo de descuento. Juan José Benítez se lanzó al ruedo afinando como nadie con la fecha, tal y como plasma en su libro Gog (Planeta, 2018). Apoyándose en fuentes cuya procedencia no revela y que sugiere se encuentran en el marco de la ciencia, ese gran impacto meteorítico llegará en 2027 y provocará 1.200 millones de muertos.
No obstante, la gran profecía por cumplir es, sin duda, junto con la de la Segunda Venida de Jesús, la que predice una Tercera Guerra Mundial, un augurio que no pierde fuerza a pesar de que siempre hemos vivido en un mundo con guerras, aunque no con el alcance de las grandes del siglo XX. La amenaza nuclear, latente en los últimos años a través de los efectistas movimientos de Corea del Norte y su líder Kim Jong-un, y esgrimida a placer en la actualidad por Vladímir Putin ante la oposición generalizada que ha experimentado por sus acciones en Ucrania, ha vuelto a primer plano. Es posible que desde la Crisis de los Misiles en 1962 no hayamos estado tan cerca de un conflicto nuclear como ahora. De hecho, son muchos los analistas que apuntan a que la situación actual es muchísimo más arriesgada que el pulso vivido entre EE UU y la URSS en octubre de aquel año.
El régimen de Vladimir Putin no ha cesado en su acoso a las libertades individuales de los rusos.
Aunque es cierto que hoy conocemos mucho mejor las devastadoras consecuencias de usar la baza nuclear, también lo es que vivimos en un mundo con mayores vulnerabilidades, en el que la tecnología destructiva es más eficiente que nunca y los riesgos de su uso por impulso, por hackeo o por caer en manos de movimientos terroristas, son más que evidentes. Volviendo al marco profético, tenemos todo tipo de visiones al respecto. Las de Sor Elena de Aiello parecen encontrar contexto en los escándalos por abusos a los que hace frente actualmente la Iglesia católica. Aiello fue una mística italiana con estigmas, fallecida en 1961 y beatificada por Benedicto XVI en 2011. Hacia 1954 tenía una inquietante visión profética: «La gente no se somete a la Iglesia, y desprecia a los sacerdotes por haber muchos malos entre ellos, que son causa de escándalos (…) El mundo será invadido por grandes desgracias, revoluciones sangrientas, huracanes terribles, inundaciones de ríos y mares».
La religiosa reclama la conversión a Dios, tal vez en el marco de una URSS comunista, alertando que, de no hacerlo, «el mundo se verá envuelto en una nueva guerra (…) Nubes con rayos de fuego y una tempestad de fuego pasarán sobre el mundo, y el azote será el más terrible que ha conocido la historia. Durará setenta horas. Los impíos serán aplastados y eliminados. Muchos se perderán, porque permanecen en sus pecados». Otro profeta recuperado en tiempos recientes es Aston Johansson, fallecido en 1909. Según los analistas del WebCite, Johansson habría predicho las dos grandes contiendas del siglo XX y el desarrollo de una Tercera Guerra Mundial, que comenzaría en julio o agosto de un año que no determinó. A él se le atribuyen pronósticos como la ocupación de India por China, la conquista de Persia, Turquía, los Balcanes y Francia por Rusia, y en general el debilitamiento de Europa por muchos ataques a sus naciones. De forma más concreta, como indicios de esa conflagración mundial, tendrían lugar los siguientes hechos:
Eric Trump, left, smiles as Former President Donald Trump thanks supporters who were cheering him on after a news conference, Thursday, Jan. 11, 2024, in New York.
Un último ejemplo nos lo brinda Mathias Stormberger, pastor de vacas bávaro fallecido en 1805, que forma parte de los llamados Profetas del Bosque. Su vida y legado se mueven a medio camino entre la leyenda y la realidad. También a él se le asignan todo tipo de aciertos, como las dos guerras mundiales y la visión de una tercera que, de acuerdo con su cronología, debería acontecer antes de 2030. Su profecía rezaría así: «Y después del fin de la Segunda Gran Guerra, vendrá una tercera conflagración universal que lo determinará todo. Habrá armas totalmente nuevas. En un día morirán más hombres que en todas las guerras anteriores. Las batallas se librarán con armas artificiales. Ocurrirán catástrofes gigantescas. Con los ojos abiertos, las naciones del planeta atravesarán esas catástrofes. No sabrán lo que está pasando, y aquellos que lo sepan y lo cuenten, serán silenciados. Todo será diferente a antes y en muchos lugares la Tierra será un gran cementerio». ¿Lo veremos en 2024? Sin duda, saldremos de dudas en menos de doce meses.
Convertido casi en un símbolo nacional en Irlanda, en 2024 el Almanaque de Old Moore celebrará su 260 aniversario, difundiendo predicciones principalmente astrológicas que no se limitan a sus fronteras. El almanaque se ha llegado a convertir en un obsequio habitual en las fechas navideñas, presumiendo de su precisión predictiva al asegurar haber pronosticado el embarazo de Kate Middleton y el nombre de su hijo, Charlotte, y más recientemente los desafíos de salud mental del rapero Kanye West, la candidatura de Donald Trump para la reelección o en 2023 la concurrencia de un «drama submarino», el auge de la inteligencia artificial y los desafíos personales para Meghan Markle y el Príncipe Harry.
También anticipó el ascenso meteórico de Bitcoin hace más de una década, la elección de Barak Obama y, de manera sorprendente, predijo la pandemia global un año antes de que ocurriera. El anticipo de sus predicciones para 2024 incluyen una advertencia de asesinato para Donald Trump, el fin del dinero en efectivo, el fin de las carreteras y un terremoto masivo que se extenderá a través de múltiples fronteras.
Humo sobre Gaza durante un bombardeo del Ejército israelíAgencia AP.
Un número significativo de cristianos evangélicos estadounidenses ve el conflicto entre Israel y Hamás como parte de una profecía bíblica, la Segunda Venida de Cristo, vinculando los acontecimientos actuales en Oriente Medio con interpretaciones de las Escrituras, lectura que parece tener cierto éxito entre los sectores más extremos del Partido Republicano. Así lo ve al menos en un reciente análisis de la situación Stephen Mihm, profesor de historia en la Universidad de Georgia. Mihm nos recuerda que desde hace siglos Israel viene siendo un elemento central en la escatología del cristianismo evangélico. Teólogos protestantes, especialmente aquellos con inclinaciones milenaristas, han venido interpretando pasajes específicos del Antiguo Testamento, como las profecías de Isaías, con la lectura de que el regreso de Cristo ocurriría una vez que el pueblo judío retorne a Palestina. Este pensamiento llevó a los llamados cristianos sionistas a abogar por el retorno de los judíos a Palestina, creando grupos de presión en sus respectivos países para que sus gobiernos se posicionaran a favor de dicha causa. Con la creación del estado moderno de Israel y su éxito en la Guerra de los Seis Días en 1967, se reforzó la creencia de que Israel es el «reloj de Dios», marcando el tiempo hasta el fin de los días. Según esta visión, eventos futuros incluirían la victoria final de Israel sobre sus enemigos y la reconstrucción del Templo de Jerusalén, seguido por la aparición del Anticristo y su dominio sobre Jerusalén, un período de tribulación de siete años y, finalmente, el regreso de Jesús. Ello lleva implícita la conversión de los judíos al cristianismo. Para los evangélicos que interpretan los eventos actuales a través de las profecías bíblicas, la violencia en Oriente Medio es vista como un medio desagradable pero necesario hacia un fin: el fin del mundo tal como lo conocemos y el inicio de una nueva era de paz con el regreso de Cristo.
En el islam también podemos encontrar varias profecías relacionadas con los eventos del fin de los tiempos. Estas profecías son parte de la escatología islámica y se encuentran principalmente en los Hadices, los dichos y actos atribuidos al profeta Mahoma que fueron preservados por tradición oral. Mientras que el Corán es la principal fuente de fe y práctica en el islam, los Hadices proporcionan orientación adicional y son considerados por muchos musulmanes como una fuente importante de enseñanzas islámicas. De acuerdo con diferentes intérpretes, podemos encontrar en esa tradición referencias proféticas a eventos del fin de los tiempos que, en esencia, buscarían alentar vidas piadosas y conformes al Corán. Veamos algunas de estas profecías islámicas que están por llegar:
Gail Smith es una vidente mormona de Utah, a la que, tras vivir una ECM en 1969, comenzó a aparecérsele su difunta madre, haciéndole revelaciones sobre el futuro, principalmente de EE UU, dictadas por el mismismo Jesucristo. Sus visiones alcanzaron gran popularidad hasta finales del siglo XX. En su legado profético, la visión de tres grandes terremotos en su estado y en las Montañas Rocosas occidentales –y la erupción del volcán de Yellowstone– rivaliza en atención con la invasión de EE UU por parte de Rusia y China. Tras los terremotos, el primero de los cuales ocurrirá a los diez días de que EE UU sufra un colapso económico, millones de soldados chinos invadirán el país desde México y la Costa Oeste, mientras que los rusos harán lo propio desde el este. Según Gail Smith: «Vi miles de paracaídas hasta que oscurecieron el cielo. Vi personas descendiendo con cuerdas desde helicópteros por todas partes. Vi el comienzo de esta invasión, que hay explosiones nucleares en ambas costas.
También vi una explosión nuclear, explosión al norte hacia Salt Lake City, que podría ser la Base de la Fuerza Aérea Hill, pero realmente no lo sé con seguridad. Cuando vi estas cosas, acudí al Señor y le pregunté cómo podríamos sobrevivir a todo esto. Vi que esta invasión tomó lugar en un día festivo en el que las familias se reúnen y comen, lo que creo que podría ser Acción de Gracias o Navidad, pero también podría ser Año Nuevo». La aparición de enfermedades más terribles que el ébola, la inversión de los polos de la Tierra y el choque de un cometa contra nuestro planeta completan un futuro muy pesimista, donde la única esperanza está en ser rescatados antes del tercer terremoto. La única condición para ser llevados a los refugios o ciudades de luz es creer y aceptar el mensaje de Jesucristo.
Fuente: La Razón.
El célebre astrólogo francés dejó escritos que aún hoy generan debate sobre su impacto.
La famosa caricatura estadounidense ha sorprendido a todos sus espectadores con las coincidencias de sus episodios y hechos en la vida real.
"No se llegará a ningún acuerdo de paz. Todos los interesados obrarán por engaño", dice la profecía de Nostradamus.
Como en varias predicciones, expertos señalaron que el colapso de la civilización "sería inevitable" debido a la sobrepoblación, la escasez de recursos naturales y el colapso de los sistemas sociales y ambientales.
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