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Por qué en Europa hay tan pocos edificios altos

Los rascacielos son, para algunos, el símbolo definitivo del progreso y la modernidad. Para otros, una fea mancha en el horizonte natural.

MundoEl sábado
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Hay rascacielos, pero Europa es relativamente bajita.

Los rascacielos son, para algunos, el símbolo definitivo del progreso y la modernidad. Para otros, una fea mancha en el horizonte natural. Las primeras edificaciones decididamente altas que conocemos fueron los zigurats de adobe cocido de Sumeria, que se alzaban en lo que una vez fue Mesopotamia y hoy es el sur de Irak.

Eran estructuras religiosas forjadas con la fusión de riqueza recién acumulada y la creencia en algo más allá de la existencia material. Ese deseo de alcanzar el cielo mientras se celebraba tanto la fortuna y poder como a los dioses también dio lugar a las pirámides del antiguo Egipto y, milenios más tarde, a las agujas de las catedrales medievales. La Gran Pirámide de Guiza, terminada en el 2540 a.C., no tuvo rival, elevándose por encima de todas las demás edificaciones... hasta que se completó la aguja de la Catedral de Lincoln en Inglaterra en 1092.

Pero fue a finales del siglo XIX, cuando las estructuras de acero y los ascensores seguros hicieron que vivir y trabajar a 300 metros de altura fuera una realidad sensata y rentable, que surgieron los rascacielos en Chicago y Nueva York. Y también fue en esa época cuando se hizo más evidente otra de las principales razones para construir a tal altura: la competencia. La carrera hacia las nubes empezó en esas dos ciudades estadounidenses, pero con el tiempo otras urbes del mundo las dejaron atrás.

Hoy en día, en la lista de los 100 edificios más altos del planeta del Council on Tall Buildings and Urban Habitat (CTBUH), el primero que aparece de EE.UU. es One World Trade Center, de Nueva York. Está en 7° puesto, y con 541 metros de altura, es 287 metros más bajo que el indiscutible campeón, el Burj Khalifa de Dubái. De hecho, los primeros puestos en esa lista muestran cómo los estados, reinos y emiratos de Medio Oriente compiten con China, mientras que otros países, deseosos de exhibir su nueva riqueza, se han sumado a este juego de números. Sin embargo, Europa es una curiosa excepción.

Si bien es cierto que en el puesto 16 de esa lista está el Centro Lakhta de San Petersburgo, el primer edificio europeo que hace aparición, y que mucho más abajo aparecen 3 de Moscú y uno de Estambul, no hay ninguno de Europa Occidental. Es más: solo siete de los 1.000 edificios más altos del mundo se encuentran en la Unión Europea. El que ostenta el título del rascacielos ocupado más alto de toda la U.E. es el Varso, un edificio de oficinas en el centro de Varsovia, Polonia, pero alcanza apenas el lugar 179º en el ránking global. El segundo más alto en esa región, la Torre Commerzbank de Frankfurt, Alemania, es el 552°, a pesar de alzarse 259 metros. Con gran parte del mundo comprometido en una misión para construir su escalera hacia el cielo, ¿por qué Europa ha permanecido tan... bajita?

AP22024693827889El Telescopio Espacial James Webb consiguió imágenes de Neptuno

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No es que en Europa Occidental no haya rascacielos, sobre todo si tienes en cuenta que un edificio es considerado "rascacielos" si tiene una altura mínima de 100 metros. Incluso tiene de los que se clasifican como rascacielos "altos", que superan los 150 metros, pero muy pocos "super altos", de más de 300 metros, y ninguno "mega alto", cuyo tamaño debe ser de más de 600 metros. Y siendo un territorio rico con escaso terreno y mucha gente (Alemania, por ejemplo, tiene una densidad de población mayor que los Emiratos Árabes Unidos, obsesionados con los rascacielos), cabría esperar que Europa construyera masivamente hacia arriba. Pero no ha sido así, y no es por falta de conocimientos ni posibilidades.

¿Recuerdan los avances claves que dispararon la carrera al cielo: las estructuras de acero y los ascensores para acceder a las plantas superiores? Europa contó desde un principio con todas las habilidades necesarias, como demostraron magistralmente el francés Gustave Eiffel en 1889 y el alemán Werner von Siemens, quien inventó el primer ascensor eléctrico en 1880. Es por diversos factores, pero uno de los más cruciales es que sencillamente es muy difícil construirlos debido a las complejas regulaciones destinadas a proteger el patrimonio cultural.

Fuente: MDZ.

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