Elecciones en Estados Unidos: ¿Quiebre o continuidad de la Política Exterior Norteamericana?

Político de carrera, Senador del Partido Demócrata durante 36 años, y Vicepresidente de Barack Obama durante los 8 años que duró su administraccón. Un competidor de talla, altamente relacionado al mundo de la tecnología, el sector financiero, y una gran apuesta para las incipientes Fintech, es quien se encamina casi sin dudas a ser electo como Presidente de los Estados Unidos. Nada más y nada menos que la mano derecha del ex presidente que supo aprovechar el Big Data para ganar su elección en dos oportunidades, cabecilla de la política exterior norteamericana, y responsable del plan de salvataje de la Economía tras la Crisis Financiera del 2009.  Éste es el perfil de Joe Biden, de gran contraste con el ya conocido Donald Trump. 

Pero entonces, ¿Qué podría cambiar para la Argentina y América Latina en General el triunfo del Demócrata? Hagamos una breve revisión. Primero que nada, la negociación con el FMI es lo que en primera línea liga al Gobierno Argentino con la Administración Estadounidense, por lo que a grandes rasgos, y a diferencia de lo que pudimos ver de la Administración Trump respecto de nuestro país, un eventual triunfo de Biden podría "ampliar la agenda y los espacios de cooperación", como señala Juan Negri, Profesor de Estudios Internacionales de la Universidad Torcuatto Di Tella. Sucede que, si analizamos el comportamiento que tuvo Obama (amén de sus reiteradas críticas respecto a la Política Migratoria y Bélica) el sector que representa dentro del Partido es el de los Organismos Multilaterares, como la ONU y el G20. Pero el estilo personal Paises Friendly no garantiza resultados reales.

Si le damos a Donald Trump ocho años en la Casa Blanca, él alterará para siempre y fundamentalmente el carácter de esta nación, quiénes somos, y no puedo quedarme de brazos cruzados y ver que eso ocurra, fue una de las contundentes frases que lanzó el hasta ahora candidato favorito, respecto de su contrincante y actual presidente. ¿Es realmente así? Sí y, tal vez, no. Si analizamos por ejemplo lo más superficial de toda la campaña, ya sea por una falta de carisma ante un personaje exacerbado como Trump o por una cuestión de mantener una imagen formal, las participaciones de Joe Biden en los debates presidenciales pasaron sin pena ni gloria, sumándole prácticamente cero. No así otro tipo de declaraciones, principalmente la gran cantidad de muertes por coronavirus de la administración del republicano, el cual es su principal caballo de batalla.

Ahora bien, analizando cuestiones un poco más de fondo, y tomando como ejemplo hechos de gran magnitud institucional, reforzamos la idea de que la imágen amigable y formal, contrastada con la exclusivista y cerrada, no garantiza ningún resultado. De hecho, durante las elecciones del Banco Interamericano de Desarrollo, de los 20 países latinomaericanos que participan, 16 votaron al candidato de Donal Trump, siendo justamente la Argentina una de las abstenciones, podríamos pensar que nuestro país es uno de los que más expectativa tiene respecto del resultado final.  

Retomando el tema de los espacios de cooperación que podria abrir el triunfo de Biden, cabe preguntarse ¿serán los mismos compatibles con las relaciones bilaterales que mantiene la Argentina hoy en día? Recordemos que por un lado nuestro país tiene en agenda un importante acuerdo con China, relativo a la instalación de mega granjas porcinas, que por lo pronto no piensa dejar de lado ya que es una valiosa fuente de generación de divisas que faltan para pagar la deuda externa. Por otro lado, las negociaciones con Rusia por la compra de la vacuna contra el Coronavirus, Sputnik V, ya son una realidad de 25 millones de dósis reservadas, que estaría por sellar el trato este mismo viernes, con una reunión entre Alberto Fernández y Vladimir Putin.

Es difícil pensar que Estados Unidos no quiera tejer relaciones internacionales fuertes, sobre todo con los países de latinoamérica. Pero a la vez es, aparentemente, poco factible que no quiera imponer condiciones sobre las mismas, para mantener el alineamiento internacional de estos. Sin duda alguna, el ya conocido comportamiento intempestivo que Donald Trump dejó como marca de agua durante su administración, le genera grandes expectativas a muchos de esos países que esperan un cambio de mando de las personas que dirigen y ejecutan la Política Exterior, pero ¿Cómo saber que rumbo van a tomar?. Para eso vamos a analizar los distintos sectores dentro del Partido Demócrata. 

Sin ahondar demasiado en la historia, hoy podemos distinguir claramente tres sectores dentro del mismo, pero antes tenemos que hacer una aclaración. Así como con el pasar del tiempo, en nuestro país los principales partidos devinieron en frentes y movimientos mucho más diversos de lo que eran en un principio (rompiendo la idea de bipartidismo), en Estados Unidos, la política no fue ajena a este cambio cultural, pero sí que lo fue en mucho menor medida. Hoy, el Partido Demócrata se asemeja mucho más a un Frente Electoral que a un Partido Tradicional.

Para empezar, podemos señalar el Ala Izquierda, representada por Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, con un perfil mucho más progresista, inclusivo del voto latino, y que en cierta medida se suele oponer al Capitalismo Financiero y al mundo de la Big Data, y que podemos decir que tal vez coquetea con lo que alguna vez fue la New Left. Por otro lado, el Ala Centrista, representada por la Candidata a Vicepresidenta, Kamala Harris, con un perfil más asequible al voto del Estadounidense promedio, el cual suele considerar las propuestas de Sanders como muy socialistas. Por último, el sector representado por el propio Biden, el del Estáblishment, con un perfil, como ya dijimos anteriormente, mucho más al estilo Tradicional. De lo que no queda lugar a duda, es de que sea quien sea que se haga cargo, deberá lidiar durante por lo menos los dos primeros años de mandato con una situación sumamente compleja tanto en el frente externo, como el interno de los Estados Unidos.

¿Cuál es la situación en el Congreso?

Otro factor clave de poder dentro de la Política Norteamericana reside en el control o no del Senado (Cámara Alta) y la Cámara de los Representantes (Cámara Baja), de las cuales está en juego un tercio de las bancas. Mientas que, por lo pronto, los Demócratas mantienen la mayoría que ganaron en 2018 en la Cámara de los Representantes, los Republicanos se preparan para defender su posición en el Senado, lo cual les da las llaves de Washington DC. Una explicación breve de este factor de poder, reside en que El Senado al ser parte de la rama legislativa del Gobierno federal, está formado por 100 senadores, dos por cada estado, electos por un período de seis años, promulga legislación y tiene la potestad de encausar a funcionarios del Gobierno, aprobar los nombramientos y los tratados del Presidente en funciones.