La cuestión dólar

Ya aprobada y promulgada la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, la divisa norteamericana entró en el ojo del huracán para buena parte de los ahorristas, debido a la cultura argentina del ahorro en dólares. A la ya encerradera provocada por el último megacepo cambiario que dejó la administración de Cambiemos, se le suma el famoso 30% de recargo que prevee la ley en sus distintas facetas.

"Dólar Tarjeta, Dólar Turista, Dólar Gamer" son todas denominaciones para distinguir los rubros sobre los cuales la medida impactará, aunque no lo hará de lleno ni por igual. Existen diferencias sustanciales entre este impuesto y un real aumento del dólar mediante devaluación de la moneda nacional, que como bien sabemos apareja un traslado a precios inmediato. El impacto del recargo se verá ligeramente morigerado al ser una política de estado planeada para fines recaudatorios. 

Por empezar, las operaciones que no impliquen cambio de divisas quedarán exentas, como libros, insumos médicos y científicos, por caso. Asimismo, las amplias diferencias entre los distintos tipos de cambio podrían alinearse para quitar el factor arbitrario del medio, y esto por dos razones; la primera indica que, según la reciente ley, el ejecutivo tiene atribuciones para sumar otros movimientos dentro del recargo (obviando a los que son imposibles de controlar, como el dólar blue); por otro lado, puede ser también una estrategia del gobierno para la recompra de acciones que perdió o vendió durante estos años, como por ejemplo aquellas del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS). Ésto, sumado al alza generalizada de los Bonos Argentinos, que al ser emitidos por el gobierno nacional, provincia y municipios, están exentos de pagar Bienes Personales.

La medida toca de cerca intereses de la clase media, que dio su voto de manera muy condicionada al binomio F-F, que hoy se asegura el monopolio del dólar, en gran parte para honrar la deuda. Al ahorrista que no quiera volcarse a los pesos, hasta incluso el día de hoy le resulta conveniente comprar bonos contra pesos y venderlos contra dólares, con lo cual obtendría billetes a 72,60 (más las comisiones correspondientes) y cancelar consumos directamente en moneda extranjera, para no pagar el recargo.

¿Cual es la razón de todo esto?

Tiene un sólo nombre, y se llama DEUDA, principalmente con el Fondo Monetario Internacional. La cifra es fabulantástica, alrededor de 46 mil millones de dólares a pagar entre 2022 y 2023, y si le sumamos el calendario de pagos de bonos es casi el doble (muchos de esos bonos con jurisdiccion en NY, llamado para Grieza). En consecuencia, el Estado nacional enfrentará vencimientos cercanos a un décimo del PBI en 2022 y 2023”. 

Aplica en: 

• Pago de bienes o servicios en el exterior mediante tarjetas de crédito, de compra y débito o cualquier otro medio de pago que determine la reglamentación, incluidas aquellas hechas mediante plataformas como por ejemplo Netflix, Spotify o Amazon. También las extracciones de dinero en el exterior.
• Pago de servicios prestados por sujetos no residentes en la Argentina.
• Adquisición de servicios en el exterior contratados a través de agencias de viajes y turismo del país.
• Compra de pasajes terrestres, aéreos o por vía acuática al exterior del país, en la medida en que para la cancelación de la operación deba accederse al mercado de cambio para adquirir divisas.

No aplica en: 

Salud, compra de medicamentos, libros en cualquier formato y plataformas educativas. Tampoco en proyectos de investigación efectuados por investigadores que se desempeñen en el ámbito del Estado Nacional, Estados Provinciales, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los Municipios.