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De infancias y niñez

Las bolitas y las etiquetas, eran los deportes más populares fuera del futbol, y los que hicieron que nuestra niñez fuera feliz.

De Rabona 22 de agosto de 2022 Guillermo Boris
bolitas

A propósito del Día de la Niñez, me puse a pensar en nuestros juegos de la infancia, no pudiendo evitar derramar una lágrima y volver atrás en el tiempo con cierta nostalgia. Por eso, la columna de hoy será un homenaje a las bolitas y a las etiquetas, mis dos juegos insignias y el de generaciones enteras.

Cada tarde en mi pueblo, nos turnábamos para ver cual de los dos jugábamos; si la opción era la primera, podía ser al ahorcado, al opis, a las quemas, entre otros, siempre contando los pasos y la extensión de los brazos, algo en lo que muchas veces pasábamos horas discutiendo, algo así como el VAR de las bolitas. Había japos, lecheras, comunes y ya más en la modernidad, empezaron algunas de todos colores y de una calidad de dudosa resistencia, algo que comprobábamos cuando nuestros nicles o bolones de acero, sacados de los rulemanes, las partían por doquier.

Si la opción era las etiquetas, se trazaba la línea, se ponía una etiqueta por cada participante bajo un ladrillo alto y en el orden en que se había dispuesto empezar “tirando a la línea”, se revoleaba el ladrillo al estilo bochofilo, hasta que uno tumbaba el que cubría las etiquetas y se quedaba con ellas. Las marcas de cigarrillo eran Derbi, Marlboro, Le Mans, Phillip Morris, 43 70, entre otras. Otra era la apuesta cuando había “importadas” o “antiguas”, que podían ser Saratoga, Pall Mall, Salem, etc. Fue quizás la primera experiencia de saber lo que era la exportación e importación.

Más allá de lo mencionado, en ambos casos cabe decir que eran segundas opciones de la pelota de futbol; pero también había otras y muy buenas que eran un clásico; las escondidas, la mancha, el lobito congelado, entre tantas otras más como niños hubiera imaginando. 

Finalmente, en una época moderna, donde las pantallas son dueña y señoras de las infancias, donde los niños y niñas hablan en neutro y cada vez se juega menos, el mejor regalo que esta columna le hace a nuestras y nuestros infantes es que jueguen con ellos y compartan su tiempo, debido a que cada vez se lo hace menos. Por ello, esos recuerdos que narré, quedan en mi memoria, esa que atesora el juego libre de pantallas y sobre todo que pondera la palabra “compartir”, que se daba con nuestros amigos y familiares, porque al fin de cuentas y pese a todo, qué es lo más lindo del mundo sino es jugar….

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