Hacia un escenario Post-Pandemia ¿Nueva Estrategia Política o Renovación del Dialoguismo?

A casi un año de tomar el timón del país, Alberto Fernández y el complejo Frente de Todos tuvieron que lidiar con una situación bastante más complicada que cualquier escenario político normal y habitual de asunción presidencial. Estamos hablando de una inesperada y maratónica gestión de la Emergencia Sanitaria en todo el país (que aún no ha terminado), un arreglo (con sus respectivas idas y vueltas) con los bonistas y acreedores bajo legislación extranjera, el constante aumento del dólar, la disparada de precios promedio, la consecuente pérdida de puestos de trabajo y una numerosa e inusual cantidad de manifestaciones en su contra.

Desde luego que toda la situación implicó un esfuerzo fiscal enorme, sin embargo podemos destacar que el Gobierno Nacional ha sabido, en ciertos casos, utilizar la situación a conveniencia para la aprobación de ciertas leyes y normativas menores, siempre reculando a tiempo cuando el coste político resultaba más grande de lo esperado, jugando un poco con el prueba y error. Aún así y todo, el problema principal del Frente de Todos sigue siendo la comunicación puertas afuera. Es que como dijimos anteriormente, El Frente de Todos no tiene al día de hoy una estructura clara y concisa en su interior y además Alberto Fernández no es el único interlocutor válido, si no que es el único que habla.

Para darnos una breve idea de algunos de los aciertos a nivel política parlamentaria que el gobierno sí supo aprovechar durante el tiempo de cuarentena más estricta, encontramos la Ley de Alquileres por un lado, y la Ley de Teletrabajo por el otro, sumado a una gran cantidad de normativas menores de índole laboral y social relativas a la Pandemia, y otras que le permitieron principalmente aceitar el acuerdo con los bonistas.

Sin embargo, por mucha oposición que se le presente, y con grandes críticas sobre todo en el plano Macroeconómico por una "falta de plan económico", el Frente de Todos parece seguir firme con algunos temas puntuales de agenda que propuso cuando asumió el mando, y redobla la apuesta con la nueva Reforma Judicial. El Proyecto ya tiene dictamen de las Comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales, y sera tratado el próximo jueves 27 de agosto en el Senado, donde al parecer el oficialismo ya tiene los votos necesarios para darle media sanción.

El problema que se le presenta esta vez al Frente de Todos está en la Cámara Baja, donde cuentan con 119 votos propios y necesitan 129 para aprobar la reforma. Aquí entra lo que dudamos si llamar Nueva Estrategia Política, o simplemente retomar el dialoguismo después de experimentar un breve periodo de confrontación mediática de Fernández, principalmente con comunicadores o figuras de ámbitos que no son propios de la política. Además de eso, se pudo ver que tal vez este hecho se dio por temas que tuvieron una menor trascendencia que la reforma en sí misma, como la expropiación que no fue de la cerealera Vicentín.

Sucede que esta vez el Presidente anunció, en claro guiño al Gobernador Juan Schiaretti, que el Gobierno Nacional financiará el 100% de la obra de ampliación de la planta depuradora de Bajo Grande y de los colectores principales de Córdoba Capital, con una inversión aproximada de casi 8.000 millones de pesos. Un gesto nunca antes visto desde la Rosada hacia la Provincia. Para el Récord, tengamos en cuenta que la construcción de la planta cloacal (a un coste aproximado de 200 millones de dólares) fue un acuerdo entre Ramón Mestre y Juan Schiaretti, que data de diciembre de 2015, donde no se esperaba aporte alguno de la Nación.

Este intento de acercar posiciones reside, principalmente, en que bajo el mando de Schiaretti están 4 Diputados que podrían darle quórum al tratamiento de la Reforma Judicial. Sin embargo, ni siquiera este hecho de magnitud formidable logró hacer cambiar de opinión al heredero del Cordobesismo. Es que resulta muy dificil para cualquier Outsider penetrar en el territorio  de los caudillos Cordobeses, y el Gringo  Schiaretti no va a ser la excepción. Aunque en la elección del año pasado hubo cierta colaboración de su parte al triunfo de la fórmula Fernández-Fernández, ni siquiera en tal oportunidad el Gobernador cedió el dominio de sus legisladores (salvo el caso aislado de Carlos Caserio, quién voluntariamente paso a integrar el Bloque del Frente de Todos). 

Terminemos con eso de que Córdoba está aislada del país, fue específicamente la frase que utilizó Alberto Fernández durante la presentación, a lo que Schiaretti respondió con un sobrio e institucional agradecimiento, (que no rozó ni de cerca un gesto político) agregando rápidamente que la obra pública es central para visibilizar que pese a la pandemia, la Argentina es capaz de continuar. La manera de hacerlo es trabajando juntos Estado nacional, Gobierno provincial y Municipios, y así cerrando la puerta definitivamente. 

Nueva estrategia o no, el dialoguismo que funcionó en el pasado no parece ser suficiente para arrebatarle al Gobierno de la Provincia parte de la influencia que tiene sobre el voto y la opinión local, que siempre busca mentenerse a flote con el doble juego de la neutralidad y los secretos a voces. Al parecer, aquel imaginario colectivo que José Manuel de la Sota alguna vez identificó como Cordobesismo, es bastante más versátil, complejo, y estratégico de lo que parece. Sacarlo del Folklore popular y estudiarlo como un fenómeno sociológico es sin duda una deuda de la academia.