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La historia de la galletita Oreo, la más vendida del mundo

Desde su creación en 1912, se convirtió en un ícono de la cultura del siglo XX.

Para Saber 06 de noviembre de 2021
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Oreo es uno de esos nombres que nació como una marca y acabó por convertirse en sinónimo de un producto con identidad propia. Tanto es así que el 6 de marzo se celebra el Día Mundial de la que todavía hoy es la galleta más famosa y vendida del planeta. Su composición es sencilla: dos galletas de cacao unidas por una capa de crema.  Su historia, en cambio, está llena de interrogantes.

Hace 107 años, un establecimiento de la localidad de Hoboken, en New Jersey (EE.UU) ponía a la venta las primeras Oreo, disponibles a granel por 30 centavos y envueltas en papel dorado. Con Biscuit a modo de apellido, las Oreo no aguardaban el éxito: desde hacía cuatro años existían unas galletas tipo sándwich de casi idéntica apariencia. Muchos apuntan a que las conocidas como Hydrox, sirvieron de inspiración a las Oreo. Sin embargo, nada pudieron hacer ante la creación de la compañía estadounidense National Biscuit Company (Nabisco), que rápidamente la sobrepasó en ventas.

A día de hoy, Oreo pertenece al privilegiado grupo de billion-dollar brands (marcas con más de mil de millones de dólares de ingresos anuales) y es la galleta más vendida del mundo con una producción anual de 40 mil millones de unidades, según datos de 2018. Desde su creación en 1912, se han vendido más de 450 mil millones Oreo. No obstante, la galleta de inicios de siglo XX tenía un aspecto y un nombre muy diferentes a los actuales.

En 1921 dejó de llamarse Oreo Biscut para comercializarse como Oreo Sandwich. Más tarde recibiría el nombre Oreo Chocolate Sandwich Cookie antes de convertirse en Oreo, y de nada más. En este punto cabe preguntarse: ¿Qué significa la palabra? A pesar de que existen diversas teorías -como que las ‘oes’ de inicio y final de palabra hacen referencia a las galletas y la sílaba ‘Re’ proviene de la palabra Cream (crema en inglés)-, la compañía nunca ha dado una explicación al respecto.

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En cuanto al formato, este también ha sufrido numerosas variaciones. Las primeras que se pusieron a la venta contaban únicamente con la marca inscrita en el centro y unas sutiles líneas en los bordes. En 1924, se añadió un círculo alrededor del nombre. Pero no fue hasta 1952 cuando gracias a un empleado de Nabisco, William A. Turnier, el estampado pasó a estar formado por tréboles de cuatro hojas y una antena que imita el logotipo de la empresa. Ese mismo año se lanzaron las versiones cubiertas con leche y chocolate blanco. Desde entonces, no ha parado de reinventarse.

Se ha aumentado la cantidad de crema hasta dar lugar a las conocidas Double Stuff, se ha vendido en tamaño XXL y, en algunos lugares del mundo, sus sabores van desde la fresa y el café hasta las alitas de pollo y el wasabi.

Por no mencionar su conversión en ingrediente estrella de tartas y batidos de todo tipo. Sin ir más lejos, recientemente la compañía anunció que sacaría a la venta unas galletas inspiradas en la galardonada serie de HBO, Juego de Tronos. Pese a todas las innovaciones,  ninguna versión ha alcanzado el éxito de la original.

En la actualidad se comercializa en más de 100 países, pero Oreo está irremediablemente ligada a la cultura americana. Se considera la galleta favorita de los Estados Unidos, donde fruto del márketing publicitario, comerla se ha convertido en un ritual: destaparla, lamer la crema y mojar el resto en la leche. Al menos  así lo hacen el 50% de los consumidores, según apuntan desde la compañía.

Asimismo, su diseño ha inspirado a gigantes de la moda como la textil deportiva Adidas, que junto al cantante Pharrell Williams han diseñado unas zapatillas blancas y negras con el nombre de la galleta. En Nueva York existe incluso una calle que lleva su nombre.

Más allá de los datos de facturación y de variedad del producto, su principal clave de éxito es todavía un misterio. Aunque todo apunta a su sabor: en 2013 un estudio elaborado por la Universidad de Connecticut determinó que las Oreo son tan adictivas como la cocaína. Por lo menos así sucede en ratones, donde según la investigación, se registró que el consumo de la crema de Oreo podía llegar a activar más neuronas en el conocido como “centro del placer del cerebro”, que ciertos tipos de estupefacientes.

Con todo, la historia de Oreo no ha estado exenta de polémica. Recientemente, en la actual cruzada contra los alimentos que contienen aceite de palma, la marca ha sido acusada por ONGs como Greenpeace de utilizar esta sustancia vegetal que, según numerosas investigaciones, no solo puede resultar  nociva  para la salud, sino que su producción está asociada a daños medioambientales como la desforestación.

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