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Un estudio reveló el estado de salud mental de los adolescentes argentinos

Un estudio de Fundar revela las principales dificultades que enfrentan los jóvenes argentinos, así como las desigualdades y oportunidades para fortalecer sus vínculos afectivos y promover su bienestar emocional.

SociedadHoy
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Soledad, ansiedad y estigmas: el delicado estado de la salud mental adolescente en Argentina, según un informe clave.

En Argentina, la salud mental de los adolescentes se encuentra en el centro del debate público y científico. Un estudio realizado por Fundar, en colaboración con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), revela las principales dificultades que enfrentan los jóvenes argentinos, así como las desigualdades existentes en el acceso a servicios de salud mental y las oportunidades para fortalecer sus vínculos afectivos y promover su bienestar emocional.

El informe, titulado “Adolescencias y salud mental: brechas y tensiones en las políticas públicas”, presenta un diagnóstico preocupante acerca del estado de la salud mental adolescente. Se estima que el 50% de las afecciones de salud mental se manifiestan antes de los 14 años, con la ansiedad, la depresión y los trastornos del comportamiento, figurando entre las principales causas de años de vida saludable perdidos por discapacidad en este grupo etario. No obstante, a pesar de que la temática ha ganado visibilidad en la agenda pública, esto no se traduce en acciones ni recursos suficientes. En 2023, el presupuesto nacional destinado a la salud mental adolescente fue apenas del 0,4% del total del gasto en salud. 

Fernando Zingman, investigador principal del estudio, señala que existe una alarmante distancia entre las necesidades emocionales de los adolescentes y las respuestas institucionales. A través de grupos focales y entrevistas, el estudio pone de manifiesto problemas críticos como la soledad, la ansiedad y la depresión. Los jóvenes resaltan que ante situaciones de malestar, recurren principalmente a su círculo de pares, dada la falta de apoyo y escucha por parte de los adultos.

El informe identifica también una alarmante escasez de datos desagregados sobre la salud mental adolescente en Argentina. Muchos de los servicios disponibles se encuentran concentrados en áreas urbanas, mientras que las provincias sufren la falta de especialistas, como los psiquiatras infantojuveniles, lo que dificulta aún más el acceso a atención adecuada. A pesar de que el sector público es la primera opción de muchos jóvenes, las listas de espera y la falta de recursos limitan significativamente la atención efectiva.

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Zingman destaca el impacto pernicioso de la soledad en la salud mental de los adolescentes, una problemática que ha cobrado mayor relevancia desde la pandemia. Este fenómeno se ha asociado con un aumento de trastornos psicopatológicos en jóvenes de distintas regiones, resaltando la incapacidad de muchos adultos de ofrecer apoyo emocional suficiente. "La existencia de un adulto significativo que escuche puede ser determinante", afirma Zingman, enfatizando la necesidad de generar un entorno donde los adolescentes se sientan lo suficientemente apoyados para expresar sus emociones.

El acceso a servicios de salud mental se ve obstaculizado por múltiples barreras. La mayoría de los dispositivos se concentran en las capitales provinciales y grandes ciudades, obligando a los jóvenes a desplazarse largas distancias. Además, los horarios de atención limitados y la escasez de profesionales especializados aumentan las dificultades. Aquellos que intentan acceder a servicios privados se enfrentan a precios prohibitivos, exacerbando la desigualdad en la atención.

El estudio concluye con una serie de recomendaciones que buscan cerrar las brechas identificadas. Se aboga por el desarrollo de un sistema de vigilancia epidemiológica específico para adolescentes y un sistema nacional de datos que incluya información desagregada y accesible. Además, se propone fortalecer los dispositivos de atención primaria, ampliar horarios y capacitar a adultos responsables en habilidades de acompañamiento. También se enfatiza la importancia de la participación activa de los adolescentes en el diseño y monitoreo de políticas públicas.

La inversión estatal en salud mental sigue siendo muy inferior a lo pactado por la Ley Nacional de Salud Mental, que estipula un mínimo del 10% del presupuesto en salud. Un cambio en esta tendencia es crucial para atender de manera efectiva las crecientes necesidades de la población adolescente, que representa el futuro de la sociedad argentina. La atención adecuada a la salud mental de los jóvenes no es solo una cuestión de política pública; es un imperativo social.

Fuente: BAE Negocios.

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